P E P I N O S

Desde la poderosa Alemania se han lanzado acusaciones en las que hacen culpable de la muerte de  más de 15 personas al pepino español por ser portador de una bacteria llamada E.coli.

Como es lógico comprender la reacción de los germanos ha sido la de evitar el consumo de esa hortaliza, y parece ser, que muchas otras más, con el consiguiente descalabro del mercado hortofrutícola español, que cifra las perdidas del pepino en unos 200 millones de euros semanales.

Después de toda esta alarma general, ya creada y difícilmente controlable, ahora resulta que no, que el pepino no es el causante de las muertes y una ministra alemana ha salido, tarde y mal, a rectificarse.

Aquí, en España y sus autonomías, se han alzado voces exigiendo y pidiendo una enérgica rectificación ante tamaño desafuero. Pero claro está, con el escaso, nulo, papel de nuestro país en Europa poco menos que se nos ha dado una palmadita y se nos ha contentado con una media sonrisa condescendiente, y a otra cosa.

Supongo que después de esto, todos los componentes del rodaje de la película X, Ensalada de pepino en el internado femenino, se solidarizaran con los agricultores almerienses y murcianos y les darán entradas para el estreno de su film, sin que lleven a los niños, claro, no vaya a ser que sean demandados por la ONG de turno.

Pero el gobierno, o lo que queda de él, sigue manteniendo un lenguaje hueco, pero enérgico, según su entender, y mandara un comunicado lleno de dureza, eso sí, a Bruselas, La Haya y Nuremberg, este en tono mucho más suave, que si no el Gobierno Balear se puede querellar, por ver sus intereses turísticos ninguneados, pidiendo con energía el consumo de nuestras hortalizas, pepinos incluidos, a la vez que en nuestro país se intentara llegar a un acuerdo con las comunidades autónomas y las ciudades de Ceuta y Melilla en el que se exija que los fines de semana se regalen frankfurts en los lugares más emblemáticos donde se practique el botellón.