sábado, 25 de febrero de 2012

C A S A B L A N C A

Todos tenemos nuestras manías una de las mías es ver una vez al año durante hace ya muchísimo tiempo Casablanca.
Y siempre consigue conmoverme, esta historia de amor, que no hay que olvidar que es de las pocas de la época que no acaba felizmente.
El desengaño vivido por Rick le ha convertido en un ser tremendamente cínico y amargado, pero a pesar de ello, profundamente tierno.
¿Te veré esta noche? No lo sé, nunca hago planes con tanta antelación.
 
¿Cuál es su nacionalidad, Rick? Soy borracho…”.

Ugarte: "Me desprecias, ¿verdad Rick?".
Rick: "Si llegara a pensar en ti, probablemente sí"


Y esa simpatía que despierta Rick es la misma que nos lleva, del mismo modo a querer al inspector Renault, capaz de aprovecharse de la ingenuidad de una joven esposa en apuros o de coquetear con los nazis, pero siempre con esa ambigüedad que hace de el alguien al que invitarías a comer a tu casa.
Llena de escenas antológicas, la escena en la que el Mayor Strasser charla con Rick en el café, la de La Marsellesa, acallando al grupo alemán y para mi, por encima de todas, la despedida final en el aeropuerto y el paseo por la niebla entre los dos hombres que como bien dice Renault "será el principio de una gran amistad".
Película imprescindible para cualquier amante del cine y que hoy, desgraciadamente se oye decir a los mas jóvenes que no la han visto porque es en blanco y negro. Síntoma de estos tiempos que vivimos sin duda alguna


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