Florentino Pérez ha marcado sentencia, y el sacrificado no es otro que su, otrora, portavoz/pantalla, Jorge Valdano.
La elocuencia del argentino además de, para tratar con la prensa, servía para evitar salpicaduras y roces al todopoderoso presidente. El era el que apagaba fuegos, distribuía parabienes y desviaba atenciones.
Pero la llegada de Mourinho ha desencadenado la guerra fratricida entre estos dos personajes y el vencedor ha sido sin duda, el luso.
El portugués es de los que ni perdona ni olvida, y en sus oídos todavía suenan las criticas que Jorge le lanzo en su época en que trabajaba para la Cadena Ser, en la que no salía muy bien parado el estilo de juego y los sistemas de Mou con el Chelsea.
Y ahora sabiéndose apoyado por la masa social del Real y tras haber ganado una Copa del Rey, titulo menor según cuando se pierde y titulo al fin, cuando se gana, se ha cobrado su venganza y lanzando un pulso al presidente le ha dicho algo así como o Jorge o yo. Y Florentino, quizá asustado porque alguien al fin le osa hacer frente y no secunda el si señor que campea en el Bernabéu no ha dudado y ha decidido, con tristeza. Su rueda de prensa dejaba ver a una persona vencida y sin argumentos.
Y de los pocos que dio, son fácilmente refutables. Que quiera establecer un organigrama tomando como referencia el fútbol inglés es como para marearse de la risa, en estos lares donde incluso se echo a Heynckes tras ganar una Champions, tomar la referencia de Arsene Wenger en el Arsenal es algo totalmente surrealista.
El francés lleva como entrenador del club londinense desde el 96, cosa harto impensable que suceda en la liga española, donde hasta el propio Guardiola, dijo a la prensa italiana que más de 4 años en un club supone estar quemado para la gente, la prensa y el entorno del club.
Y aquí, instalados en una liga de dos, donde todo lo que no sea ganar supone una derrota, tremenda porque además es el otro quien la propina, salir diciendo eso es no tener absolutamente ningún tipo de argumento sobre lo que se está haciendo.
En un año, Mourinho se ha hecho dueño y señor del Madrid. Y su personalidad, presuntuosa y orgullosa, según unos; y valiente y resolutiva según los seguidores del club blanco ha hecho que salir fuera de su feudo sea una autentica odisea para el club y los jugadores por los ambientes crispados con los que se está encontrando, entre otras cosas porque corear <ese portugués que hijo puta es>, suena menos racista para los organismos sancionadores que lo de negro o mono, que para eso somos europeos y abiertos a todo lo que nos viene de fuera del continente.
Es de esperar que un club como el Real Madrid tenga pensado que los entrenadores van y vienen, y aquí en especial, no es de los sitios donde la estancia suele ser muy larga. Y que recuerden los directivos que mientras el Inter celebraba por todo lo alto su Champions, su entrenador, un tal Mourinho, no asistió a ninguno de los festejos porque ya estaba firmando con el Real Madrid su salida del club italiano, y cuando las barbas de tu vecino....... por lo que no sería de extrañar que mañana obre del mismo modo con el que es ahora su club, y que tan huérfano ha quedado, para instalar todo el poder en la persona de su actual entrenador, que no olvidemos es un profesional al que los colores y las entidades le duran en su corazón el tiempo que dura su contrato.
Y a Jorge Valdano que aprenda que el hombre es esclavo de todo aquello que dice. Por ello zapatero a tus zapatos, no creo que necesite para comer el dinero que le puedan ofrecer los medios periodísticos que soliciten su firma u opinión. De este modo se verá, ajeno a todo lo que esta vez le paso, y por su carácter y filosofía creo que es de las personas que sabe aprender de errores, propios y ajenos, Florentino ha sido su Judas, lo que no ha sabido calibrar el presidente es que cuando llegue su Calvario no tendrá compañía alguna y su agonía tendrá que soportarla en tremenda soledad.
Y eso en un hombre de su experiencia parece mentira que no lo haya pensado o acaso sea otro logro de Mou que ha sabido conquistar al grandioso Florentino, hasta dejarlo convertido en un títere al que el luso está moviendo a su entero y caprichoso antojo