A ninguno por supuesto se le ha ocurrido cancelar las televisiones autonómicas, pregoneras, todas ellas, del partido en el poder.
Y así, asistimos a la más absoluta de las confusiones cuando vemos en titulares de prensa que ciudadanos de determinada autonómia no son surtidos de fármacos en la vecina porque acarrea un gasto que no puede asumir.
Podríamos mirar a territorios mucho más evolucionados y que sin ser tan políticamente correctos, o acaso si, han sido capaces de olvidarse del pasado, avanzar hacia el futuro y construir un estado sólido y federal. Me estoy refiriendo concretamente a Alemania donde la estructura estatal es de un federalismo ejemplar pero donde el estado central es el que se adjudica competencias tales como sanidad y enseñanza, para que todos, repito, todos, tengan las mismas coberturas sociales y a todos se les enseñe la misma historia, no 17 leyendas parciales, como ocurre aquí, donde el sangriento y asesino siempre es el otro.
Y mientras ellos han sido capaces de hacerse cargo de la Alemania oriental y eliminar viejos clichés, aquì nos dedicamos a ir desenterrando fosas comunes para echar en cara de alguien los genocidios ocurridos en la guerra civil, a ver cuando la acabamos del todo, y pensamos en el presente, para que la viuda, el jubilado o quienquiera que sea con enfermedad crónica pueda ir a cualquier ciudad española y comprar sin ninguna dificultad su fármaco, sin necesidad de presentar su partida de nacimiento para saber donde coño a nacido
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