C O S T U M B R E S ( N U E S T R A S)

Estamos en plena Semana Santa, y yo sigo teniendo mi especial y propio ritual. Llegadas estas fechas siempre escucho Jesucristo Superstar, la versión de Camilo Sesto, quién lo ha visto y quién le ve, Teddy Bautista, si¡¡, el presidente de la Sociedad de Autores, y Ángela Carrasco.

Y sin considerarme excesivamente religioso, no dejo de sentir, intuir o palpar que Jesús, fuese mortal o divino, fue un personaje especial y muy atrayente. De sus andanzas hay escritos, entre historiadores romanos, que nada tenían que ver con el cristianismo.

Yo que además vengo de una tierra en la que se vive con una intensidad especial estas fechas, el Bajo Aragón, y concretamente de Samper de Calanda, donde las familias, amigos y conocidos vuelven, volvemos, para vivir unas jornadas que a pesar de repetirse en el tiempo, a todos nos parecen completamente nuevas y llenas de sentimiento y cariño hacia el amigo de la infancia que solo se ve por estas fechas o hacia el primo que siempre aparece para tensar su tambor y rondar con su cuadrilla, ahora ya con sus hijos.

Y en este clima, transcurren estos días de fiesta, mientras en otras tierras también, con igual devoción y sentimiento, miran al cielo y cuando arroja su tormenta, muchas gentes lloran con desconsuelo por no poder sacar su peana o paso, para lo que han estado esperando todo el año.

Por todo esto, que se vive entre gente del pueblo normal, sin artificios, me sorprende cuando oigo voces, siempre autorizadas, por supuesto, y luchando por nuestra libertad, cuando se van a enterar que la mayor parte de las veces nadie quiere que se luche por nada, que sostienen que no somos un país excesivamente religioso, es más, somos laicos según reza en la Constitución. Y así es, pero el sentimiento popular es otro bien distinto, y en estas fechas es donde màs se puede palpar.

Esos mismos necios que sin embargo no dudan en defender el derecho a que las mujeres musulmanas lleven velo, burka o lo que les venga en gana.

Nuestra cultura y nuestra vida està anclada al cristianismo,  no ya como dogma, que también, sino como historia, cultura e idiosincrasia, de las que ahora está muy bien visto renegar, mientras se defiende a capa y espada al islam, ejemplo de prudencia, mesura e igualdad.

Y me entra un rictus nervioso cuando veo y oigo a toda la presunta progresìa de actores, cantantes y  políticos de bajo calado esperando su minuto de gloria, cuando salen manifestándose por la igualdad de las religiones aquí en España.

A ellas, directamente, les regalaría unas vacaciones en cualquier país musulmán donde sus fastuosos vestidos de Armani o Carolina Herrera, con sus escotes de vértigo y sus faldas abiertas, serian fácilmente sustituidos por el último modelo de burka talibán. Y una vez fuesen rigurosamente apartadas en la cocina y no se les dejase hablar delante de cualquier hombre, entonces sí, las traería de vuelta y, me encantaría verlas de nuevo manifestarse, con el mismo ímpetu y ansias, a favor del islam y sus costumbres, que por cierto y si no se habían dado cuenta, no son tan permisivas como las del decadente occidente.

Basta ir a cualquier país musulmán para que a toda mujer periodista, reportera, turista e incluso la Reina Sofìa tenga que ponerse el velo por respeto a sus costumbres
Y yo me pregunto, ¿y las nuestras, quien respeta las nuestras?.