jueves, 7 de abril de 2011

G L A D I A D O R E S

Después de ver un capitulo de la serie Spartacus en la que la gente aullaba y reclamaba sangre y muerte, dejando al descubierto sus más cruentos instintos, me vino a la mente que si hoy en día sustituyéramos las togas romanas y las leves túnicas patricias por pantalones vaqueros y camisetas Nike, solo habría un sitio donde existiría cierto parangón entre ese cumulo de sentimientos desatados, un recinto deportivo, y concretamente, un campo de fútbol.

El más paciente padre de familia, diligente abogado o habilidoso electricista se convierte en un desaforado ser cuando ve al equipo de sus pasiones ante un televisor o directamente en el campo de fútbol.

Y, aquí, que no somos precisamente una muestra de moderación y mesura, ya no es suficiente adorar a tus ídolos sino que además tienes que odiar hasta el paroxismo a sus antagonistas.

Así no basta ser del Betis si además no se odia al Sevilla; ni del Oviedo si no se reniega del Sporting. Y ya no hablemos del Madrid y el Barcelona.

Todos los odios, rencillas y sinsabores se vuelcan hacia el rival, Cuyos jugadores, actualmente, suelen ser sudamericanos o balcánicos y que su interés y aporte al equipo de sus amores no va más allá del puramente monetario.

Cualquier día y ya sin ningún tipo de disimulo formaran todos los jugadores y mirando a la grada podrán exclamar abiertamente: " Ave, pueblo, los que van a morir te saludan".

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